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Según el Programa Mundial de Alimentos de la Naciones Unidas, 368 millones de niños en 169 países reciben alimentación escolar gracias a los presupuestos públicos nacionales. Por lo menos en 60 países, la leche es parte de estos alimentos ya sea como parte de los programas nutricionales o en programas específicos enfocados a asegurar que la niñez reciba una porción de leche u otro producto lácteo en su dieta.

Los resultados de estos programas específicos han demostrado resultados relevantes. Desde mejoras en los índices de masa corporal, pasando por abatir la deserción escolar, minimizar los niveles de anemia hasta incremento en la estatura. En general (y ha sido por años demostrado) que la leche es una forma realmente efectiva de combatir la desnutrición. Esto se ha documentado en programas nacionales de países desarrollados como Estados Unidos y Alemania que implementaron el consumo de leche escolar allá por los años 50 del siglo pasado o en países en vías de desarrollo como Costa Rica y República Dominicana que en pocos años se han convencido de los beneficios de utilizar los productos lácteos en la base nutricional de dichos programas.

Es necesario hacer mención de la vinculación que debe existir entre dichos programas de alimentación con el desarrollo económico de las comunidades rurales, dónde se fomenta la producción de leche, logrando un verdadero desarrollo integral basado en el bienestar de las poblaciones que se nutren y se insertan en esquemas de valor agregado de su propia producción. 

Estos programas, por ser integrales, arrancan desde el beneficio a los productores en sus fincas, al introducir modelos de buenas prácticas agropecuarias, eficiencia económica, productividad y competitividad; hasta todos los participantes de la cadena productiva, de atrás hacia adelante, esparciendo múltiples beneficios comunitarios que resultan tangibles a través del ingreso familiar, en lo social, la colaboración comunitaria que se consolida, integra y articula en la escuela. 

Por años, como ASODEL, hemos sometido a consideración de las autoridades políticas del gobierno de Guatemala, impulsar un programa progresivo e incluyente de leche en la escuela. Está casi demás decir que no hemos sido exitosos, a pesar de todas las ventajas que esto representaría para el desarrollo social integral del país, no hemos logrado captar suficiente interés de las autoridades. 

No perdemos la esperanza que, a medida que el análisis y comprensión del fenómeno del subdesarrollo nacional avancen, seremos escuchados e iniciaremos fortalecidos un programa nacional de nutrición en la escuela con lácteos. Este mes se celebra el Día Mundial de la Alimentación Escolar con Leche y es justo por eso que patentizamos nuestro compromiso de seguir informando y colaborando con las autoridades nacionales para lograr que Guatemala se convierta en el país número 61 a nivel mundial en tener un programa público de beneficio a nuestros niños que ya son el presente y futuro del país. 

Es justo decir que siempre se nos manifiesta el deseo de lograr pronto nuestra propuesta de un desayuno escolar con leche y así aportar a combatir la desnutrición que tan injustamente vive la niñez guatemalteca.