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Por Dr. Pastor Ponce – Cuba 
En apoyo a ASODEL

Según la FAO (2020), la producción mundial de leche está demostrando resiliencia dentro del entorno del COVID, debe crecer en el entorno del 1%, de tal manera que alcance unos 859 millones de toneladas en el año, pronostico que se mantiene hasta la fecha, pues continúa el crecimiento en la mayor parte de los países que influyen decisivamente en dicha cifra.

De ese gran total, el 81% es leche de vaca, un 15% de búfalas y un 4% de cabras y ovejas. Los países más productores del mundo son la India, Estados Unidos Pakistán, China, y Brasil, aunque en ello se suma los diferentes tipos de leche y no sola la de vacas.

En términos de bloques, la Unión Europea es el mayor productor, seguido por USA-Canadá- México, y Nueva Zelandia- Australia. La granja mayor del mundo es la Almaral en Arabia Saudita que produce 1,47 millones de TM de leche por año y la granja Modern Dairy en China que produce 1,28 millones de TM y tiene un rebaño de 134 315 vacas (IFCN, 2020).

El país que más leche produce por habitantes en Nueva Zelanda, el que más leche produce por vaca es Israel con 11 587 kg, seguido por USA con 10 500 kg (Dávalos, 2020). Los rebaños con más vacas están en Nueva Zelandia y Australia con 355 animales promedio, seguido de Estado Unidos y Canadá con 191 vacas, pero en la UE y ALC el promedio es solo de 19 y 14 vacas, respectivamente.

Hay que tener en cuenta que, en la mayor parte de América Latina, el rebaño tiene un mayor número de cabezas no productores, constituido por animales doble propósito, bajos índices reproductivos y largas lactancias (Ponce, 2019). El número total de fincas se encuentra en el entorno de 118 millones.

En el año 2019, los precios al productor se movieron en un rango entre de 21,1 centavos de dólar por litro hasta unos 40 centavos, con algunas excepciones que alcanzaron hasta 55 centavos de dólar por litro (Ponce, 2019b). Según estudios de la OCLA (2020), los precios a mayo del 2020, se mueven entre 28 centavos de dólar por litro hasta 39,7 centavos dólar.

Existe coincidencia generalizada que los precios al productor seguirán deprimidos e incluso pueden disminuir más. Según Infobae (2020), en Estados Unidos pudieran bajar hasta el entorno de los 20 centavos por litro para el año 2021.

El gran encuentro mundial de más de 400 expertos, organizados por la IFCN publicados el 19 de septiembre 2020, resume los siguientes aspectos:

  1. El crecimiento de la producción de leche en el 2020 será bajo, en el entorno del 1%, coincidiendo con otras fuentes
  2. El precio mundial de la leche fresca estará por debajo de 35 centavos de dólar por litro en el 2021
  3. El miedo a la COVID es mayor que el impacto real, pero se debe gestionar el riesgo
  4. Se refuerza el concepto de lo local y la mayor interacción de los actores dentro de la cadena de valor
  5. La lechería debe demostrar integridad, eficiencia y sostenibilidad
  6. Debe cambiar del enfoque reactivo al proactivo y acelerar la innovación a todos los niveles
  7. Se ha repetido mucho que después de la COVID nada será igual que antes. Los productores deben entender que el mundo ya estaba cambiando antes de la pandemia y el que quiera permanecer y crecer tiene que cambiar.
  8. Cambiar significa mayor producción por área disponible, mayor eficiencia de la finca, prepararse para la seca y el cambio climático, cuidar el agua y el entorno, utilizar los desechos de las fincas ya sean de origen animal como de las cosechas, asimilar el uso de datos y técnicas informáticas, integrarse y asociarse dentro de la cadena de valor

Mercado Internacional de lácteos

El mercado mundial de lácteos apenas es el 8% de la producción mundial (excluyendo el mercado interbloques y dentro de cada país), por esa razón múltiples factores económicos, ambientales y hasta políticos influyen en los precios, lo que se suma en que está concentrado en el Bloque de la Unión Europea, Nueva Zelandia-Australia, Estados Unidos y dos países de Suramérica (Argentina y Uruguay).

Por otra parte, los países con importaciones considerables son China, Rusia, Emiratos Árabes y Arabia Saudita, México, y Argelia y una larga cola de países pequeños importadores. Siempre hay que tener en cuenta que en Centroamérica solo se cubre 79 por ciento del autoabastecimiento, mientras en otro extremo esta Oceanía con el 286 por ciento.

Es un sector de difícil pronóstico, pero más importante es que cualquier cambio en este escenario, influye para bien o para mal en los productores y en los consumidores, y se reflejan en el precio de la leche cruda a nivel de finca o a nivel de precios en los mercados. Grosso modo, si bajan los precios de importación bajan los precios al productor y no siempre al consumidor y si suben, no siempre sube en el productor, pero si en el consumidor.

En Octubre del pasado año 2019, Beth Newark comentaba que el sector lechero se debía preparar para una potencial recesión económica en el 2021 y aún no había llegado la COVID 19. Después que llego, Rabobank (2020) señaló que era más impactante el miedo y la inseguridad del sector comercial, que las reales consecuencias de la pandemia.

Aún no había llegado septiembre 2020, pero sí es evidente una depresión de la producción mundial sin ser negativa y una disminución en los precios de los commodities que ya venían desde el año 2019 (FAO, 2020 d).

Los últimos datos del Global Dairy Trade (Septiembre 2020) reporta que los precios se incrementaron en 3,6% en relación a la licitación precedente: Leche descremada en polvo, 2 889 usd/Tm, Leche entera en polvo 2 985 usd/Tm, queso cheddar 3 674 usd/Tm y mantequilla 3 282 usd/Tm. Como se observa, tanto la leche en polvo entera y aún más, la descremada, están por debajo de los 3 000 usd/tm y el queso cheddar tampoco ha recuperado los precios de inicio y mediados del 2019.

Según la FAO (2020c), varios países del mundo han aplicado medidas de protección al sector lechero, durante la pandemia. Estados Unidos ha dispuesto de 19 billones de dólares para ayuda a los productores, y a la industria, La Unión Europea para ayuda a los productores con compromisos de disminuir producción y a las industrias para cubrir el almacenamiento de productos que no tienen salida comercial inmediata.

También a la compra de lácteos por parte de los estados para la contribución a programas sociales. La incertidumbre está dada por la imposibilidad de mantener tales programas y medidas, en caso que la pandemia se extienda hasta el próximo 2021 y las tendencias a la depresión de la producción y los mercados se mantengan. Y eso parece que ya es una realidad.

Consumo de lácteos y tendencias

El per cápita mundial de consumo de leche y productos lácteos se sitúa en 113,7 litros (Tapia, 2020), pero se mueve en un amplio rango. En la Unión Europea es de 260 kg, Estados Unidos 250 kg, India 240 kg y Pakistán 350 kg. China y África sub sahariana unos 50 y 40 kg aproximadamente, aclarando que los datos de India y Pakistán se parte de consumo en la propia finca o área y no del mercado.

Visto en términos de productos, los mayores consumidores de leche fluida son Bielorrusia, Ucrania, y Australia, mientras que en quesos son la Unión Europea, USA, Canadá y Argentina.

En América Latina, los mayores consumos en leche total corresponden a Uruguay, Argentina y Costa Rica, ligeramente por encima de 150 litros per cápita en los dos primeros

La importancia de la leche en la nutrición humana está pasando por dos enfoques: por una parte, se ha incrementado los estudios tipo meta análisis sobre los beneficios de la leche y derivados lácteos tanto en la nutrición y en aspectos específicos de la salud, con una intensa participación de la Federación Internacional de Lechería (IDF 2020) y la Federación Panamericana de la Leche (Fepale, 2020).

Por otra parte, se observan fuertes tendencias en disminuir el consumo de leche fluida e incrementos en productos fermentados y quesos (Carvalho, 2020), e incluso en las mal llamadas leches vegetales de soya, arroz, almendras y cremas no lácteas.

Con la pandemia de la COVID, se ha reducido el consumo de leche pasteurizada y cruda y se ha incrementado el consumo de leche UHT, yogurt y quesos, dado por las facilidades de conservación y también por el efecto beneficioso sobre la salud.

Existe consenso entre los consumidores a nivel mundial sobre la preponderancia de los lácteos especiales en snack y comidas rápidas que agregan nuevos olores y sabores, donde nuevos productos fermentados marcan la tendencia con énfasis en los jóvenes, mientras la industria se encamina a productos que también se ajusten a los diferentes grupos etarios y a la salud (DFII, 2020).

En cualquier caso, las características e información del empaque tiene un rol esencial en las preferencias, tales como naturales, orgánicos, promotores de la salud, probióticos, con bajos niveles de azúcar añadido, entre otros.

El papel de los lácteos en el desayuno escolar y en programas de asistencia nutricional ha sido resumido en un amplio boletín de la IDF (2020). Con la pandemia se han incrementado las compras gubernamentales de lácteos y estos deben tener un papel más activo en la respuesta mundial a la inseguridad alimentarias que se está profundizando a nivel mundial.